Thank you! Thank you! Thank you!
/The movers carried the final box from the moving van into the conference office in San Antonio around 7 o’clock on Friday evening, September 2, after a full day of unloading our belongings at our home. Graciously, several fine conference staff members stayed late to welcome us and to help us begin to set up my office. Esther and I spent the Labor Day weekend unpacking boxes, figuring out keys to various doors, and finding the nearest grocery store and Whataburger. During the two weeks since our arrival, we’ve enjoyed worship in several Rio Texas churches, including University UMC and Alamo Heights UMC in San Antonio; and El Divino Redentor UMC in McAllen. In each instance, the preaching and music were excellent and inspiring. Thank you.
Last week, I joined the Cabinet for three days of retreat in the Hill Country and we enjoyed many rich conversations about our future, our ministry together, our common expectations, our priorities, and our next steps. The discussions were mutually encouraging, spirited at times, full of good humor and mutual respect, and focused on our mission. I’ve responded to nearly fifty invitations (many with regrets because of conflicts with other events already scheduled). This past Sunday, I participated in the celebration of Robert Lopez’s assignment to El Valle District as Superintendent. Again, the music, preaching, and hospitality exceeded all expectations. Thank you for your graciousness in welcoming Robert, his family, as well as Esther and me.
Next Sunday I join with Hill Country United Methodists for the installation service for John Wright as Superintendent. Also since arriving in San Antonio, I’ve been elected President of the Board of Directors of Wespath (Wespath is the new name for the General Board of Pensions and Health Benefits of the UMC). And not to make anyone feel paranoid, but I have also stopped by after-hours and walked around the property of about fifteen or twenty of our churches and ministries since I’ve arrived. This is a long-standing practice that gives me a better sense of our presence and witness and engagement as United Methodists. It’s been an invigorating, exhausting, exciting, and hope-filled first two weeks on the job.
I’m in a season of transition and learning. In the office, at meetings, in the churches, and with pastors and laity, I feel overwhelmed by all the new information, the new people, learning new systems, trying to understand how things work, and renewing relationships with people I’ve known for decades from both of our predecessor conferences. At home, we still have boxes stacked to the ceiling and we’re still searching for everything from kitchen skillets to beach sandals which we can’t find, but we know are in those boxes. And we use every extra hour to progress through the four hundred steps it takes to acquire Texas license plates and driver’s licenses. Itinerate United Methodist pastors know the drill. Moving isn’t easy.
And yet, Esther and I feel delighted beyond measure to serve the Rio Texas Conference and to return to south Texas. Every church we visit feels like home, and we appreciate the countless notes of welcome, the many expressions of encouragement. Thank you for embracing us so warmly.
Paul writes in Philippians, “I thank my God every time I remember you, constantly praying with joy in every one of my prayers for all of you, because of your sharing in the gospel from the first day until now.” (Philippians 1:3-5). This captures my own heart during this season of transition.
Thank you for your graciousness in receiving us and for your patience as we begin to learn our way around to meet you. Thank you for your prayers. And thank you for all you do for the purposes of Christ and for the United Methodist Church. You are in my prayers daily, for our pastors and laity, for our churches and communities, and for all those around us whom God has uniquely gifted us to reach with the good news of Jesus Christ.
I count it a privilege and blessing to serve as your Bishop and look forward to our work together with eager anticipation.
Yours in Christ,
Robert Schnase
¡Muy agradecido, muy agradecido, muy agradecido!
El personal de la mudanza llevó la última caja del camión a la oficina conferencial en San Antonio cerca de las siete de la noche, el dos de septiembre, después de haber pasado el día bajando nuestras pertenencias en nuestra casa. De muy buena gana, varios miembros del personal de la Conferencia se quedaron después de las horas normales para darnos la bienvenida y ayudarnos a empezar a preparar mi oficina. Esther y un servidor pasamos el fin de semana del Día del Trabajo abriendo cajas, probando llaves en diferentes puertas e indagando dónde estaba la tienda de abarrotes mas cercanas así como el Whataburger mas cercano. Durante las dos semanas desde nuestra llegada, nos hemos gozado en cultos en varias iglesias en Río Texas, incluyendo University UMC y Alamo Heights en San Antonio y el Divino Redentor UMC en McAllen. En cada ocasión, la predicación y la música han sido excelentes e inspiradores. Muy agradecido.
La semana pasada, me uní al Gabinete para un retiro de tres días en la zona llamada “Hill Country” y compartimos conversaciones productivas acerca de nuestro futuro, nuestro ministerio como grupo, nuestras expectativas comunes, nuestras prioridades y nuestros próximos pasos. Las conversaciones fueron mutualmente alentadoras, enérgicas a veces, llenas de buen humor y respeto mutuo, y enfocadas en nuestra misión. He respondido a cerca de cincuenta invitaciones (muchas de ellas pidiendo disculpas porque no puedo asistir debido a que ya había aceptado estar en otros eventos ya programados). Este pasado Domingo participé en la celebración del nombramiento de Robert López como Superintendente del Distrito El Valle. De nuevo, la música, predicación y hospitalidad excedieron toda expectativa. Me siento muy agradecido por su amabilidad al recibir a Robert, a su familia, así como a Ester y a mi.
El próximo Domingo me uniré a los Metodistas Unidos del Distrito Hill Country para el servicio de instalación de John Wright como Superintendente. Después de haber arribado en San Antonio fui elegido presidente de la junta de directores de Wespath (Wespath es el nuevo nombre de la Junta General de Pensiones y Beneficios de la Salud de la Iglesia Metodista Unida) Y no es que quiera que haya personas que se sientan incómodas, pero he llegado, después de horas de trabajo, a quince o veinte de nuestras iglesias, desde mi llegada a la Conferencia. Ésta es una práctica que he tenido por mucho tiempo y que me ayuda a tener una mejor apreciación de nuestra presencia, testimonio y compromiso como Metodistas Unidos. Han sido dos semanas estimulantes, agotadoras, emocionantes y llenas de esperanza en el trabajo.
Me encuentro en una temporada de transición y aprendizaje. En la oficina, en las juntas, en las iglesias y con los pastores y los laicos, me siento abrumado por toda la nueva información, nuevas caras, aprendiendo nuevos sistemas, tratando de entender como funcionan las cosas, y renovando relaciones con personas a quienes he conocido por décadas en ambas conferencias que nos preceden. En nuestro hogar, todavía tenemos cajas apiladas hasta el techo y todavía andamos buscando por casi todo, desde sartenes hasta chanclas que no hemos podido encontrar y que sabemos están en una de las cajas. Usamos cada hora extra que tenemos para avanzar en el complejo proceso que nos llevará a adquirir placas apara los coches y licencias de manejar de Texas. Los pastores itinerantes Metodistas Unidos saben bien de lo que hablo. El cambiarse no es fácil.
Pero, Esther y un servidor estamos encantados mas allá de lo que podamos explicar, de servir en la Conferencia Río Texas y de regresar al Sur de Texas. Cada iglesia que visitamos se siente como nuestra iglesia de origen y apreciamos las innumerables notas de bienvenida, la abundancia de expresiones de apoyo. Estamos muy agradecidos por este abrazo tan cariñoso con el cuál nos han recibido.
El apóstol Pablo escribe, “ Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros, siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros, por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora” Éste versículo capta lo que mi corazón siente durante ésta temporada de transición. Muy agradecido por su amabilidad al recibirnos y por su paciencia mientras aprendemos como funcionar en ésta área y nos conocemos. Muy agradecido por sus oraciones. Muy agradecido por todo lo que hacen para avanzar el evangelio de Cristo y por la Iglesia Metodista Unida. Todos ustedes están en mis oraciones diarias, los pastores y el laicado, nuestras iglesias y comunidades, y todos aquellos a nuestro derredor a quienes Dios, en una forma única nos invita a llegar a ellos con las Buenas Nuevas de Cristo Jesús.
Considero que es un privilegio y una bendición el servirles como su Obispo y espero el futuro trabajo con ustedes con gran anticipación.
Suyo en Cristo.
Robert Schnase