Bishop Schnase's Statement Concerning Racism

 
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June 5, 2020 

Dear Friends of the Rio Texas Conference,  

 Several people have asked if I would be releasing a statement about the killing of George Floyd.  I’ve read helpful statements from other bishops, pastors, and community leaders, and I have had to ask myself why I feel such an inner reluctance to prepare one.    

I served as bishop in Missouri when Michael Brown was killed in Ferguson.  He died a couple of blocks from a United Methodist Church.  I wrote a statement.  A week later, I wrote another one as events unfolded.  And another one after that.  To be honest, I’ve lost count of the number of statements I have written about the killings of black people during the sixteen years that I have been a bishop, and it grieves my spirit to wonder whether those words have done any good.   

Statements from leaders can be important in the moment but only go so far. Violence against black people and other people of color finds its roots in racism, systemic and profound, and forms such a continuing pattern that statements often sound weak, awkward, ineffective, empty, and utterly insufficient.  

The continuous video coverage of frustration, anger, and grief in the streets of Minneapolis, New York, Los Angeles, and Washington, DC,  can have the effect of making the current crisis appear far away, removed from where many of us live and work.  Yet this coverage also puts the reality right before us, with graphic images, some of which come from our own communities.  What is clear is that the dynamics of racism exist in varying degrees in every community served by the Rio Texas Conference as well as in our churches.   

Conversations about race are difficult.  They are hard work.  They take courage, openness, listening, learning.  Exploring issues of access, equality, and human dignity is work that requires humility and a willingness to explore assumptions and perceptions that deeply shape us in ways we usually are not even conscious of. This is kingdom work.  It is work the Lord requires of us—to do justice, to love kindness, and to walk humbly with our God.       

As the Holy Spirit descended upon the gathering at Pentecost, people of diverse nations, languages, and races suddenly understood one another as never before. How can we cooperate with the Holy Spirit in this season to place ourselves in the most advantageous circumstances to learn what God would have us know?  

This moment provides an opening for us to learn things that we do not now know and to see what ordinarily we do not see about how other people experience us, our churches, and our communities.   We may not recognize how we play a role in perpetuating injustices that other people experience.   

I pray that our conference, our churches, our pastors, and the everyday disciples that seek to faithfully live out the commission of Christ are willing to lean into the hard conversations rather than to turn away from them.   

My heart breaks every time I think of Mr. Floyd and his final moments of life.  May this season not merely break our hearts but break open our hearts so that we may grow in grace and in the knowledge and love of God.  

 

Yours in Christ, 

Robert Schnase, Bishop 

The Rio Texas Conference  
of the United Methodist Church

Statement in English

Statement in Spanish


Queridos amigos de la Conferencia Río Texas,

               Varias personas me han preguntado si iría a publicar una declaración sobre el asesinato de George Floyd. He leído declaraciones útiles de otros obispos, pastores y líderes de la comunidad, y he tenido que preguntarme por qué me siento tan reticente a preparar una declaración propia.

               Serví como obispo en Missouri cuando Michael Brown fue asesinado en Ferguson. Murió a un par de cuadras de una Iglesia Metodista Unida. Escribí una declaración. Una semana después, escribí otra a medida que se desarrollaban más eventos. Y otra después de eso. Honestamente, he perdido cuenta de la cantidad de declaraciones que he escrito sobre los asesinatos de personas africano americanas durante los dieciséis años que he sido obispo, y me entristece preguntarme si esas palabras han hecho bien alguno.

               Las declaraciones de líderes pueden ser importantes en este momento, pero solo sirven hasta cierto punto. La violencia contra los africano americanos y otras personas de color encuentra sus raíces en el racismo, sistémico y profundo, y forma un patrón tan continuo que las declaraciones a menudo suenan débiles, incómodas, ineficaces, vacías y completamente insuficientes.               El reportaje continuo en video de la frustración, la ira y el dolor en las calles de Minneapolis, Nueva York, Los Ángeles y Washington, DC puede tener el efecto de parecer que la crisis actual parezca muy lejana, alejada de donde muchos de nosotros vivimos y trabajamos. Sin embargo, esta cobertura también pone la realidad ante nosotros, con imágenes gráficas, algunas de las cuales provienen de nuestras propias comunidades. Lo que está claro es que la dinámica del racismo existe en diversos grados en cada comunidad servida por la Conferencia Río Texas, así como en nuestras iglesias.

            Las conversaciones sobre raza son difíciles. Son un trabajo arduo. Requieren valor, apertura, escuchar y aprender. Explorar temas de acceso, igualdad y dignidad humana es un trabajo que requiere humildad y la voluntad de explorar suposiciones y percepciones que nos amoldan profundamente en formas en las cuales generalmente ni siquiera estamos conscientes. Este es el trabajo del reino. Es una obra que el Señor requiere de nosotros: hacer justicia, amar la bondad y caminar humildemente con nuestro Dios.

            Cuando el Espíritu Santo descendió sobre la reunión en el Pentecostés, las personas de diversas naciones, idiomas y razas de repente se entendieron como nunca antes. ¿Cómo podremos cooperar con el Espíritu Santo en esta temporada para ubicarnos en las circunstancias más ventajosas que nos permitan aprender lo que Dios quiere que sepamos?

Este momento nos brinda una apertura para aprender cosas que ahora no sabemos y para ver lo que normalmente no vemos acerca de cómo nos perciben otras personas, a nosotros, a nuestras iglesias y a nuestras comunidades. Quizás no reconozcamos cómo desempeñamos nuestro papel al perpetuar las injusticias que otras personas sufren.

Oro para que nuestra conferencia, nuestras iglesias, nuestros pastores y los discípulos que a diario desean vivir fielmente de acuerdo a la comisión de Cristo estén dispuestos a involucrarse en las conversaciones difíciles y no alejarse de ellas.

Mi corazón se quebranta cada vez que pienso en el Sr. Floyd y los últimos momentos de su vida. Que esta temporada no solo quebrante nuestros corazones sino que abra nuestros corazones para que podamos crecer en la gracia y en el conocimiento y el amor de Dios.

 

Un Servidor en Cristo,

 

Robert Schnase, Obispo

La Conferencia Río Texas de la Iglesia Metodista Unida